Territorio y história
En un radio a 30 kilómetros alrededor de la ciudad de Lleida se extienden unas tierras capaces de aportar una de cada dos de las peras que se producen en el territorio español.
Este huerto exuberante de belleza y prolífico en frutos, amparado en el norte por la sierra del Montsec y al sur y oeste por la cordillera litoral catalana, está atravesado por dos ríos, el Segre y el Noguera Ribagorzana, que hacen de él un terreno especialmente fértil.
Los veranos secos, que hacen endulzar los frutos, y los inviernos muy fríos con nieblas persistentes, que permiten el reposo invernal del árbol, completan las condiciones ideales para que las tierras del término municipal de Lleida y las localidades colindantes de las comarcas del Segrià, la Noguera, Urgell, el Pla d’Urgell y las Garrigues sean consideradas un auténtico Edén de la fruta.
De sus árboles nace la DOP Pera de Leida, la más dulce de su especie.
Pera de Lleida
prehistórica
La pera se remonta a la prehistoria. Su origen parece derivar de las regiones del sudeste de Europa y de las de Asia occidental: por ello, se puede afirmar que la pera es un fruto típicamente mediterráneo. Unos 4000 años atrás, tal vez la humanidad se alimentaba ya de frutos de este árbol. Lo que es seguro es que el cultivo y la producción de pera eran bastante extensos en la Magna Grecia unos 350 años antes de Cristo. De hecho, Teofrasto, antiguo autor griego, mencionó variedades salvajes de peras entre las variedades cultivadas.
Según el poeta Homero y la mitología griega, la pera fue considerada un fruto sano y sabroso, estimado por divinidades y héroes. En época romana, Catón y Plinio dan indicaciones precisas sobre la producción de las peras y sobre las variedades de peras conocidas, testigo de la gran consideración que fue dada a esta fruta fresca. Ellos mismos fueron perfeccionadores de las técnicas de cultivo, mientras que Pompeyo y el emperador Nerón fueron grandes consumidores de este producto hortofrutícola.
En la Imperio Romano, las variedades de peras conocidas eran alrededor de 40. Poco a poco, la selección varietal y la experimentación de nuevas variedades de peras hizo crecer esta cifra hasta llegar a las más de 5.000 variedades de peras presentes en el sector hortofrutícola mundial a día de hoy.
La producción de las peras también se expandió con gran desarrollo en toda Europa, y en particular en Bélgica y en Francia. El cultivo de los frutales, y con este la producción y cultivo de peras, parecen intensificarse hacia el siglo XV, cuando los agrónomos comenzaron a dedicar una seria atención a este sector productivo: la pera, al final del siglo, fue conocida también en México y California, ya que los misioneros españoles las exportaron a América.
